Entendemos por comunicación, en general, el hecho de transmitir información de un punto a otro.
La comunicación es un elemento básico de desarrollo de la persona. En comunicarnos establecemos contacto con la realidad exterior a nosotros, con nuestro entorno. La comunicación produce -o aspira a producirse un intercambio, una ida y vuelta, una especie de dialéctica que aporta información y conocimiento y estimula nuevas comunicaciones con el exterior.
La capacidad del ser humano para comunicarse mediante el lenguaje permite formar, a partir de la suma de experiencias individuales, la experiencia compartida, que es la base de la vida social.
La palabra comunicar significa «poner en común», es decir, compartir con los demás. Cuando nos comunicamos compartimos todo tipo de información: emociones, ideas, conceptos, advertencias, necesidades, órdenes, etc.
Al comenzar un proceso de comunicación, el emisor que pretende comunicar elige el código y el medio adecuados para transmitir esta comunicación, teniendo en cuenta siempre el receptor.
Sin embargo, a veces, incluso cuando se utiliza la mejor técnica en la comunicación, comprobamos que el mensaje no llega en los términos previstos. Esto ocurre cuando aparecen una serie de barreras que dificultan la comunicación. El receptor no puede decodificar el mensaje debido a las interferencias que dificultan su comprensión.
No debemos olvidar que la percepción y la comprensión de los mensajes están influenciadas por nuestras experiencias y conocimientos personales. Los emisores y los receptores queremos ver las cosas desde nuestro punto de vista y no como son en realidad.
Las barreras en la comunicación pueden ser producto de alguno de estos tres elementos que intervienen:
De entre las barreras que produce el entorno, destacan las siguientes:
De entre las barreras que produce el emisor, destacan las siguientes:
etc.
y lo que se hace, etc.
etc.
uso indiscriminado que provoca cansancio en el receptor, etc
De entre las barreras que produce el receptor, destacan las siguientes:
erróneamente, etc.
Distinguimos dos tipos de comunicación:
Para atender correctamente al público es imprescindible que poseemos unas buenas habilidades sociales. Estas habilidades incrementarán la satisfacción de los clientes y evitarán que nosotros podamos sufrir alteraciones como: ira, ansiedad y depresión.
El aprendizaje y desarrollo de habilidades sociales es muy importante porque:
Es una actitud de autoafirmación y defensa de nuestros derechos personales, que incluye la expresión de nuestros sentimientos, preferencias, necesidades y opiniones, de forma adecuada, respetando al mismo tiempo los demás. Es un componente primordial de las HHSS.
Su objetivo es ayudarnos a ser nosotros mismos, a desarrollar nuestra autoestima ya mejorar la comunicación interpersonal, haciéndola más directa y honesta.
a) El Autoafirmación: consiste en defender nuestros legítimos derechos, hacer peticiones y expresar opiniones personales.
b) La Expresión de sentimientos positivos: Como por ejemplo hacer elogios y expresar agradecimiento o afecto.
c) La Expresión de sentimientos negativos: Incluye manifestar disconformidad o desagradecimiento de forma adecuada, cuando está debidamente justificado hacerlo.
Características de las personas asertivas:
La persona asertiva presenta una serie de pensamientos, emociones y conductas típicas que podemos resumir en:
La inhibición es una forma de comportamiento no-asertivo caracterizado por la sumisión, la pasividad, el retraimiento (aislamiento y timidez) y la tendencia a adaptarse excesivamente a las normas externas o los deseos de los demás, sin tener suficientemente en cuenta los propios intereses, sentimientos, derechos, opiniones y deseos.
Las personas inhibidas tienden a pensar, sentir y actuar de formas contraproducentes como las siguientes:
Son personas que dejan de ser fieles a sí mismas para intentar adaptarse al que creen que desean los demás de ellas, en este sentido son personas mutiladas porque en el fondo se creen insuficientes. Creen tener mil razones para no actuar y viven la vida según los caprichos de los demás, sin saber de verdad quienes son, qué sienten, ni qué creen.
a) No reconocen sus cualidades o potencialidades. Se creen inferiores, aunque en realidad no lo sean, y no luchan por conseguir sus objetivos que serían muy importantes para ellas, para que no se creen capaces de conseguirlos o porque no encajan con la visión que tienen de sí mismas. Esto las lleva a vivir una vida mediocre, muy por debajo de sus posibilidades (profecía auto- cumplida).
b) Suelen tener relaciones personales insatisfactorias, porque mantienen unos hábitos en su forma de pensar, sentir y actuar que las llevan a ser excesivamente resignadas, inhibidas, temerosas del rechazo y de la intimidad con los demás, e incapaces de defender sus derechos.
c) Son víctimas de su falta de asertividad pero no se dan cuenta. Justifican su pasividad y su temor con excusas: «si le replico, mi cabeza se enfadará conmigo y me echará», «si le cuento al cliente creo que enfadará y no volverá», etc.
d) No son capaces de expresar sus pensamientos, opiniones y deseos, o los expresan de manera derrotista, con disculpas o inseguridad. Juzgan imposible la expresión de algunas emociones como el desagrado, la ira o la ternura, y, a veces, ni siquiera se permiten sentirlas.
e) Se inclinan humildemente ante los deseos de los demás y cierran sus en su interior, sin tenerlos en cuenta. Su principal objetivo es satisfacer a los demás, caerles a él bien y evitar conflictos. El mensaje que comunican a nivel verbal y no verbal es: «yo no cuento», «puedes aprovecharte de mí», «mis pensamientos y sentimientos no son importante, sólo lo son tus».
f) Tienen problemas para relacionarse, ya que quien los rodea se sienten incómodos, no entienden lo que quieren o lo mal interpretan, aumentando así los conflictos interpersonales.
g) Se sienten fácilmente ofendidas por lo que los demás dicen o hacen, pero les cuesta discriminar cuando las explotan o rebajan, lo que también les impide defender adecuadamente sus intereses.
h) Su comportamiento sumiso los suele atraer a las personas dominantes, acostumbradas a no respetar a los demás. Por lo tanto, en muchas ocasiones, los demás las tratan mal y les pierden el respeto.
i) Experimentan habitualmente emociones desagradables como: frustración, bloqueo, inhibición, inseguridad, insatisfacción, ansiedad, depresión, culpabilidad, ira reprimida o resentimiento. Las emociones negativas que experimentan de forma crónica, las impiden ser felices y pueden favorecer ciertas enfermedades.
En HHSS, se considera agresiva cualquier actitud o conducta que no respeta los sentimientos y los derechos asertivos de las otras personas. La conducta asertiva esta estrechamente relacionada con la ira y la falta de asertividad. Experimentar un cierto grado de ira puede considerarse malo e incluido deseable, por ejemplo cuando nos hacen daño o nos impiden la realización de nuestros derechos, deseos o necesidades, ya que la ira forma parte de un mecanismo reflejo de nuestro organismo que tiene como misión defendernos de amenazas externas que podrían poner en peligro nuestra supervivencia.
El problema que tienen las personas agresivas es que con demasiada frecuencia se dejan llevar por esta emoción, el cual suele ser inútil y contraproducente en la mayoría de las circunstancias además de denotar un déficit en la hora de saber defender nuestros derechos de forma adecuada .
La agresividad es otra forma de conducta no-asertiva de carácter opuesto a la inhibición. Consiste en no respetar los derechos, sentimientos e intereses de los demás, incluye también la no cooperación, in en su forma más extrema incluye conductas como la ofensa, provocar o atacar. Se ajusta al modelo gano-pierdes.
Entras los problemas más importantes provocados por la agresividad destacan:
a) alteraciones emocionales: La persona agredida experimenta sentimientos de frustración y desagrado y, en ocasiones, puede deteriorarse su autoestima. La persona agresiva también suele experimentar sentimientos de tensión, descontrol, enojo, odio, frustración y baja autoestima.
b) Deterioro o pérdida de relaciones interpersonales: Quien convive con personas agresivas tienden a odiarlas, volverlas a él sus agresiones o alejarse de ellas. Las relaciones que más se resisten son las más importantes, es decir, pareja, hijos, amigos o compañeros.
c) problemas laborales: En el ámbito laboral suele generar conflictos, pero si los afrontamos de forma agresiva las cosas se complican mucho más, se deterioran las relaciones interpersonales y disminuye el rendimiento. Además, a cualquiera le molesta tener un jefe, un compañero o un empleado agresivo y está deseando perderlo de vista lo antes posible.
d) Problemas de salud física: La agresividad y la ira pueden facilitar o empeorar ciertos trastornos (por ej. Cardiacos y circulatorios).
e) violencia: Los comportamientos agresivos, en su forma más extrema, dan lugar a diferentes tipos de violencia, como por ejemplo el maltrato familiar.
Inhibición y agresividad al afrontar conflictos
En la convivencia se producen conflictos frecuentes y ante ellos podemos reaccionar de forma inhibida, agresiva o asertiva.
La conducta inhibida se denomina también «ganas-pierdo», ya que quien la posee prefiere las necesidades de los demás a las propias. Por el contrario, la conducta agresiva corresponde a la llamada actitud «gano-pierdes», porque quien la posee sólo tiene en cuenta sus propios deseos, sin respetar los sentimientos e intereses de los demás. Ambas posturas son problemáticas, al menos a largo plazo.
En cambio, la asertividad corresponde a un actitud «gano-ganas», en la que la persona procura conseguir sus objetivos y defender sus intereses pero, a la vez, respeta y tiene en cuenta los intereses de los demás.
La persona que no sabe ser asertiva tiende a mostrarse inhibida o agresiva o, de forma más general, oscila entre las dos conductas. Por ejemplo: se inhibe y «traga» hasta que ya no puede más y, entonces, explota con un comportamiento agresivo, o bien reprime su ira y adopta comportamientos pasivo-agresivos.
Es lo que molesta o duele al otro, pero de forma indirecta y disimulada. Suele ser consecuencia de la falta de habilidad para afrontar los conflictos de forma más eficaz.
Las personas pasivas-agresivas suelen mostrarse inhibidas al nivel externo, pero tienen mucho resentimiento y hostilidad al nivel interno. Al no saber canalizar sus sentimientos de forma asertiva y no atreverse tampoco a mostrarse agresivos, utilizan métodos indirectos como la ironía, el sarcasmo, etc. Es como si pretendieran que la otra persona se sienta mal, sin que ellos parezcan responsables.
Es una actitud positiva y natural hacia uno mismo que consiste en habituarnos a pensar, sentir y actuar de forma más sana y feliz y auto-satisfactoria que podamos.
¿Qué implica la autoestima?
Normalmente, se hace una diferenciación entre las personas que son más activas y que tienden a expresar continuamente sus gustos, preferencias, etc., y aquellas que son menos activas y que tienden más a escuchar que a hablar, pues bien, esta decisión no es del todo cierta. Desde el punto de vista fisiológico nuestros cuerpo cuando está escuchando está activo y tal actividad se pone de manifiesto mediante algunos aspectos como la dilatación de las pupilas, la aceleración del pulso, y otras señales que nos indican que existe una «atención» y por tanto una actividad. Así pues, si nuestro cuerpo está activo, no podemos decidir que el hecho de escuchar sea una actividad pasiva.
Por otra parte, la escucha activa es necesaria para que indica que estamos dando atención a lo que niños dice la otra persona.
Las normas se pueden aplicar a cualquier situación de atención al público o clientes:
a) Mostrar amabilidad y simpatía hacia el interlocutor
Por ello la utilización de la sonrisa resulta fundamental, sobre todo como bienvenida de la persona y posteriormente al despedirnos, aunque la utilización de la sonrisa puede tener perfectamente cabida a lo largo de toda la interacción. De cualquier manera, la sonrisa no puede utilizarse de forma aislada. Es importante combinar la sonrisa con la mirada en la recepción del público, tanto si se produce a corta oa larga distancia.
b) Presentar un aspecto físico agradable
Este es otro de los elementos que se hacen muy importantes en el primer contacto con el público, pues la primera impresión se la llevará fundamentalmente a través de nuestro aspecto. Debemos cuidar nuestro aspecto físico, presentando especial atención a la higiene personal y en la ropa, aunque se trate de uniformes de trabajo. Es importante que uno esté a gusto consigo mismo para que el público también lo esté. El hecho de encontrarnos bien influirá directamente sobre nuestro estado anímico, y, a la vez, este repercutirá de manera positiva o negativa sobre nuestro comportamiento con el público.
c) Tratamiento de usted
Si es posible, porque conoce al cliente de otras ocasiones o la estaba esperando, pida a las personas por su nombre. Un tema que genera controversia es el tratamiento que debemos utilizar con los clientes, pero si se acepta un consejo, invariablemente tracti’ls de usted, le ahorrará problemas y nadie se sentirá ofendido. Aunque el cliente le pida que el tutee, tracti’l de usted, disculpándose cortésmente para hacerlo. Dígale que es su costumbre y, mientras lo haga, sonría. Nadie se ofenderá por ser tratar de usted, mientras que alguien pueda ser ofendido por ser tuteado.
d) Considerar los elementos no verbales y para-verbales
Tendremos que estar orientados hacia el cliente, en una postura abierta (de acogida), abriendo bien la boca para pronunciar con más claridad, hablando pausadamente y con un volumen de voz que permita escuchar nuestras palabras con la mayor nitidez. Cuando escuche, demuéstrele, no responda demasiado deprisa, deje que su interlocutor termine de hablar. Es importante pera que la persona se sienta escuchada y atendida y aunque tengamos la sensación de perder el tiempo, estamos asegurando el contenido de la comunicación y haciéndola más efectiva. Por lo tanto, estamos ganando tiempo al asegurar el mensaje y evitar los errores y repeticiones, con las que sí perderíamos el tiempo. Recuerde la escucha activa.
Los valores y metas con los que nos identificamos son una parte importante de nuestro sistema de creencias.
Valores sanos son aquellos que son:
Se consideran derechos asertivos aquellos que asumimos que tiene todo ser humano por el hecho de serlo. Se habla de 10 derechos básicos:
Se trata del principal derecho asertivo, del cual se derivan todas las demás. Ser tu propio juez significa reconocer que tienes derecho a poseer tus propias opiniones y creencias; evaluar tus sentimientos y tu conducta, ya aceptarlos como válidos si así te parecen, aunque los otros no les parezca. Este derecho implica:
a) Reconocer y ejercer tu derecho a juzgar, en última instancia, lo que eres y lo que haces.
b) Actuar según lo pienses tú, no en función de lo que opinen los demás.
c) Establecer tus propias normas para juzgar tu comportamiento.
d) Asumir que puedes escoger lo que piensas, sientes y haces, y considerarte responsable de tu propia existencia, sacando aquella responsabilidad a los demás.
e) No dejarte imponer valores externos que no respetan tu derecho a juzgar ya elegir tu forma de pensar, sentir y actuar.
f) Basar tu escala de valores en tus deseos y preferencias. Liberarte de la tiranía de los «deberías», que te hacen vulnerable a las manipulaciones de los demás.
g) Recordar que suele ser conveniente parar la atención a las opiniones de los demás, pero que eres tú quien tienes que tomar tus decisiones.
h) Habituarse té juzgar tus necesidades, establecer tus propiedades y tomar tus propias decisiones, rechazar peticiones, cuando así lo decidas, sin sentirte culpable.
i) Atreverte a expresar lo que piensas, sientes y quieres, sin temer excesivamente el posible rechazo de los demás.
j) Recordar que cada uno es el máximo responsable de su vida.
k) Afrontar la posibilidad de que a algunos no les guste tu conducta asertiva.
l) Ser consciente de que no existe ningún modelo absolutamente válido de comportamiento «bueno» o «malo», aunque así sí hay diferentes formas de pensar, sentir y actuar que cada uno puede escoger y que enriquecen o amargan nuestra existencia.
m) Aceptar que los juicios que formules sobre ti mismo, de las demás personas, del mundo o del futuro, pueden no parecerse las allí lógicas o razonables a otras personas, pero quizás se ajusten mejora tu realidad, en tu personalidad, o a tu estilo de vida.
n) Tener claro que se trata de tu vida, por lo que te incumbe a ti más que a nadie. Por lo tanto, es mejor que marques tus propias metas, y trates de ser fiel a ti mismo, alcanzándose las dentro de lo posible.
3. Derecho a cambiar de opinión
4. Derecho a cometer errores
5. Derecho a decir «no sé»
6. Derecho a no necesitar la aprobación de los demás
7. Derecho a tomar decisiones ajenas a la lógica
8. Derecho a no comprender las expectativas ajenas
Consiste en repetir nuestro mensaje de forma convincente y reiterativa, sin manifestar agresividad o violencia, acompañado de un lenguaje corporal relajado. Llega un momento en que la otra persona (normalmente tras insistir tres veces) desiste en su ataque o petición.
En este caso, se da la razón de lo que aceptamos como cierto pero sin entrar en discusiones o polémicas. Aparentemente, al no plantear un enfrentamiento claro, la otra persona suele ceder, mientras damos el mensaje positivo de que estamos reflexionando sobre la situación y que posiblemente cambiaremos la conducta si es conveniente. Recuerda no utilizar un tono de voz excesivamente duro y cortante porque puede suscitar agresividad al interlocutor.
Podemos utilizar expresiones del tipo: «Es posible …», «Seguramente tienes razón …», «Es cierto, podría ser más …», «Posiblemente es así, pero …», «Seguramente a usted le parece … «.
Esta técnica es muy útil para personas indecisas o por aquellas situaciones en las que el sujeto se siente confuso ante la situación y no sabe cómo responder. Simplemente se trata de buscar tiempo para dar la respuesta y aplazarse a otro momento en que uno se sienta capaz de responder con mayor control de la situación y con la mente más clara. Si el interlocutor insiste en el enfrentamiento, se debe combinar con la técnica del disco rayado, repitiendo que no es el momento para solucionar el problema.
Se parece a la del «Banco de Niebla», pero un poco más allá ya que no se queda en ceder el terreno sin más comentarios, sino que deja claro, además, que una cosa es el error cometido y el otro el hecho de ser buena o mala persona (Etiquetas globales).
En este caso, se reconoce la parte de culpa que se siente en la situación, pero no se acepta la forma en que la otra persona ha manifestado su enfado. Es útil para disminuir los ánimos ya que se acepta el propio error, pero se le envía un mensaje claro: sí, a veces cometemos una falta, pero esto no implica que se nos pueda etiquetar por eso y generalizar indebidamente que siempre debemos comportarnos de esta manera. Se pueden utilizar expresiones del tipo: «Sí, me olvidé de …», «Generalmente suelo ser más responsable pero …», «Es cierto, no estuve demasiado acertado / a …», «Ya m he dado cuenta de que tengo que … «. Esta técnica es especialmente útil para críticas a nuestra competencia personal, nuestros hábitos o nuestra apariencia física.
Responde al dicho de «Convertir a tu enemigo en tu aliado». Consiste en presuponer las «Buenas intenciones» de la persona que nos critica, independientemente de que sea así. A través de nuestras preguntas intentaremos obtendré más información sobre las razones del enfado o crítica del otro. Si éstas son justas, nos servirá para reflexionar, si son injustas, el interlocutor deberá afrontar con sus propias razones descubriendo su falta de validez. En cualquier caso este tipo de respuesta suele desconcertar al interlocutor que normalmente espera algún tipo de protesta de la otra persona. Implica que ignoramos el contenido del mensaje y concentramos nuestra atención y conversación en el hecho de que la persona esta enfadada. También podemos utilizar posteriormente la técnica del disco rayado.
Su objetivo es que te enfrentes a los propios errores y las críticas derivadas de ellos. Se utiliza en situaciones en las que está claro que nos hemos equivocado. Consiste en que reconocemos nuestro error y emitimos auto verbalizaciones positivas. Este trata de dejar de lado el hábito de decir «Lo siento» o «Perdona», que a base de repetirlos ya no significan nada y utilizar frase del tipo: «Ha sido una tontería por mi parte pero … «,» No debería haber dicho / hecho pero … «,» Tienes toda la razón pero … «.
Consiste en responder a la crítica que nos intenta provocar con una sola palabra o con frases lacónicas del tipo «Sí», «No», «Quizás».
Consiste en responder a la crítica hostil con un simple «gracias».