El trabajo de control de acceso y seguridad implica largos periodos de tiempo de pie manteniendo la misma postura estática, lo que da lugar a fatiga muscular general, dolor en la zona lumbar, hinchazón de las piernas, dolor en los pies, lesiones en articulaciones y otros problemas asociados, por un flujo sanguíneo insuficiente.
Normalmente, relacionamos el concepto de fatiga con el cansancio físico, sin reparar en el esfuerzo mental que puede suponer el desempeño de una determinada tarea.
Se denomina fatiga mental a la perdida de eficiencia del funcionamiento de la mente como consecuencia de la actividad desarrollada, lo que deriva en cansancio emocional.
En este puesto de trabajo, el trato directo con los clientes (en ocasiones clientes problemáticos que se encuentran bajo los efectos del alcohol o de sustancias estupefacientes) y los posibles conflictos que puedan surgir con ellos, constituyen un factor de riesgo que aumenta la probabilidad de padecer fatiga mental.
Otro factor a considerar es el horario de trabajo. El trabajo nocturno puede traer como consecuencias la alteración de los ritmos biológicos, falta y trastornos del sueño, problemas asociados a la salud física y mental, además de dificultad para una adecuada conciliación de la actividad laboral con la vida social y familiar.
Así mismo, cuando las demandas del trabajo exceden la capacidad del trabajador para hacerlas frente o controlarlas, las situaciones mencionadas anteriormente, también pueden desembocar en estrés laboral.
Existe la tendencia a asociar la violencia con la agresión física aunque el concepto de violencia es mucho más amplio, ya que incluye otras conductas susceptibles de violentar e intimidar al que las sufre, como las conductas verbales o físicas amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes, de tal manera que la violencia puede ser tanto física como psicológica.
El término violencia extrema o de terceros se produce entre personas que no prestan servicios en el centro del trabajo y son meros clientes o usuarios del mismo. También incluye personas cuya presencia o actividad no es legítima, como puede ser el caso de robos o atracos.
Las causas de la violencia laboral son múltiples, pudiendo deberse a:
Conducta y características las personas, tanto de agresores como de agradecidos (inestabilidad psicológica del agresor, insatisfacción con el servicio, largas esperas, consumo de alcohol y drogas…).
En este caso, relaciones entre los trabajadores del local y clientes.
Proceso y condiciones del trabajo, esto es, trabajos que implican intercambio regular de dinero con clientes, trabajos por la noche o de madrugada, trabajos de atención al público…
Cuando se trabaja en zonas deprimidas o con alto índice de criminalidad.
Las consecuencias negativas o derivadas de haber sufrido o presenciado un acto de violencia laboral pueden ir desde daños físicos, psíquicos o psicológicos hasta daños morales, pudiendo tener, además, consecuencias sobre el entorno de trabajo y la propiedad.
Una vez finalizado el incidente, recibir asistencia médica si es necesario. En este caso, después de la asistencia, el facultativo deberá hacer entrega al afectado de uniforme médico y un parte de lesiones.
Comunicar el incidente a un superior haciéndole entrega, si procede, del informe médico y del parte de lesiones derivados del mismo. Posteriormente, este deberá aplicar las medidas y trámites legales pertinentes.
Realizar una denuncia particular en comisaría con el parte de lesiones. El caso que el incidente violento lo constituya una agresión verbal, sin resultado de lesiones, también se notificará.